La {y} o (υ, Y = ípsilon), que otras lenguas europeas -a imitación del latín- utilizan por prurito culto para notar la υ etimológica de palabras de origen griego (fr. physique, ing. Physics, a partir de lat. Physica < φυσική), se acabó por convenir, en español, por un lado en notación de la consonante fricativa o africada /y/ (en mayo, conyugal, etc.), resultando así muy útil; y por otro en mera variante gráfica -y como tal innecesaria- de semivocal /į/, limitada hoy en día a los diptongos finales del tipo de rey, muy, hay, hoy, y a la conjunción copulativa y.
Los helenismos del español, Jorge Bergua Cavero
Es decir, la grafía de la i griega, tanto en mayúscula como en minúscula, proviene de la ípsilon mayúscula {Y}, pero no equivale a la ípsilon minúscula {υ}, que más tiene de u que de i griega en castellano, y a la etimología me remito:
La u de la palabra automóvil sería una i griega, una ípsilon:
αυτοκίνητο > automóvil
AYTOKINHTO > AUTOMÓVIL
Cuando hablamos de i griega {y} nos referimos única y exclusivamente a la grafía equivalente a la ípsilon mayúscula griega, y esta grafía fue adaptada previamente en latín.
¿Y la i (latina)?
Sobre los automóviles, sobre las otras íes griegas (las iotas) y sobre por qué los griegos no acentúan las mayúsculas, escribiré en otro momento.